Hola, que tal, ¿Cómo estas? ¿Cómo es tu estadía por aquellos lares? ¡Vamos pequeña princesa dímelo! ,¡ Que me muero por saberlo ¡. ¡Mira que yo anhelo que siempre te encuentres tan esplendida como la blanca luna! Que haya eternamente una sonrisa en tus labios de fresa , que tus tiernos luceros estén siempre lucidos y vivos, que tu larga y lozana cabellera salude al viento y despida con dulzura a la brisa tímida del norte, que tus manos tan suaves y níveas sigan ayudando a los pobres a continuar el camino tan áspero de la vida y que tu frágil corazón siempre tenga tiempo para dar amor y finalmente que nunca cambies tu forma de ser ,porque me gusta tus tesoros tus perlas al hablar y tu alma siempre humilde para dar y recibir.
Quiero que sepas también que los días pasan tan raudamente; nos complace observar el alba cada madrugada ,sin embargo ya por la tarde nos embarga una profunda tristeza al contemplar que el sol se va hundiendo en el horizonte ,entonces comienza la tenebrosa noche a reinar ;pero aun así hay todavía la esperanza de alzar la mirada y contemplar con una sonrisa entre dientes una luna tan nívea y bella en medio de un oscuro firmamento ,entonces pensamos que podemos hallara felicidad en donde siquiera crece un cactus.
Cuanto hubiera querido que nunca te marchares , que emprendas un viaje sin retorno por lugares inhóspitos y olvidados ,nunca imagine que un día tus manos se apartaran de las mías y fueran a tomar al viento juguetón de la tarde ,como me duele en el alma ver que mi bella y tierna estrella se aleja de mi tan rauda ,sin despedirse ,sin decirme siquiera el porque de dicha determinación de irse a otra galaxia y ya de allí mirarme con ese mismo fulgor de siempre y no decirme nada ,como si yo nunca lo hubiera la hubiera hecho brillara mucho mas e incluso a vivir a centellas que no tenían cuando terminar .
Desde entonces mi vida se ha tornado muy triste, ya nada es como ayer, hoy todo me parece tan extraño y exótico como si yo no fuera de esta mundo, pues no logro encajar en el, me cuesta comprender por que mi piel ya no siente aquella fresca brisa que apenas acariciaba tímidamente mi alma sin espíritu, en lugar de ella el viento polar me enviste enfurecido golpeando y martilleando mis huesos de cal. Pero aun así yo quiero que siempre te amen, que todos vean en ti una bella estrella que brilla por su honestidad y humildad que un un día muy supiste enseñarme; que siempre haya paz en tu corazón, que en el reine el amor y la eterna felicidad…
Bienaventurado los que me aman como soy y no como ellos quisieran que yo fueran.