sábado, 9 de octubre de 2010

INOCENCIA HELADA


Siento frío,
mi alma está helada
y yo sigo sin quejarme
Son las diez de la noche
ya casi nadie anda por aquí,
las bancas del parque
están cada vez más lejanas
hundidas en tristezas sin fin.
Quisiera estar en casa,
pero comprendo que es lo mismo
en allí también me castiga el viento
y las ubérrimas lágrimas del cielo.
¿Mi mamá?
¡Quién sabe donde andará!
Solo sé que me trajo a este parque de colores
cuando apenas salía el sol.
¡Ya sabes lo que tienes que hacer!
¡Vendré por ti más tarde!
eso fue todo…
Ahora ya son las once
y ella aún no viene
Estoy cansada
he caminado al ritmo del sol
y de la nívea luna.
En mis manos de niña
están las monedas del mundo,
esas que pedía las gentes
esas que muchos me las negaron.
¡Ya no tardes más mamita!
¡Mira, que tengo
ganas inmensas de bañarte
con mis tiernos besos
y contarte lo hermoso
que fue el día!

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