NOSTALGIA
Los años han pasado raudamente, cual tétricas estaciones de mi vida, y quizá tú a la distancia recuerdes como yo nuestra singular historia de amor.
Recordarás, tal vez, con ligera nostalgia las largas horas que nos quedábamos mirando las rutilantes estrellas regadas prodigiosamente en el infinito firmamento de nuestro lar.
Y reirás seguramente al evocar que parecíamos unos tontos contemplando la rutinaria travesía de la nívea luna, que cual globo llevaba en su interior peculiares pasajeros a un lejano y misterioso lugar.
Añorarás, entonces, las bellas tardes que tomados de las manos caminábamos bajo la lluvia dejando que las lágrimas del cielo bañen nuestra encaramelada anatomía.
Quizá te conmueva el corazón al revivir esos domingos llenos de paisajes campestres revestidos de humildad donde llegábamos a los más pequeños con una y mil ocurrencias con el sublime objeto de robarles una sonrisa.
Tal vez al observar nuestras fotos surja con más fuerza en tu tierno corazón la magra melancolía, ya añeja; entonces no podrás resistir más y tus pardos luceros se inundarán de súbito desbordándose por tus trémulas mejillas deslizándose lentamente hasta morir en tus labios de fresa.
Saborearás, por fin, el desengaño, la acre sazón de tus inefables traiciones, entonces querrás venir a buscarme y yo todo bañado de llanto te diré “yo también te amo, pero… ya es tarde”
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