sábado, 5 de octubre de 2013

AQUELLA MÁGICA NOCHE

Aquella mágica noche
el cielo lucia hermosamente estrellado
y la nívea luna parecía  una bola de queso.
Una brisa fresca y ligera
apenas acariciaba nuestros rostros
y mecían, tímidamente, tu brillante cabellera.
La ciudad se mostraba singularmente iluminada,
los bólidos corrían como leopardos
firmes y prestos en llegar a sus puntos
y la gente de papel
caminaban raudos sumergidos en sus historias.
El local resultó ser un paraíso,
un pequeño gran mundo de diversión
dónde  se podía libar, parlar y cantar tranquilamente.
Allí estábamos
compartiendo una desbordante alegría
regocijándonos tan dulcemente
que ya parecía un grácil y afable sueño.
A veces me perdía en tus diáfanas pupilas
y parecía volar en un cerúleo firmamento
respirando tu feérica fragancia
de ninfa infinita y eterna, dueña de mi inspiración.
A veces tomabas mis trémulas manos
con tus delicadas manitas de algodón
y la sujetabas tan fuerte
como si no quisieras que se acabe la noche,
como si quisieras que me quede a tu lado para siempre
para cantarte tiernas baladas
que agüen despertar a la niña de sonricita de cristal.
A veces me hablabas tan quedo al oído
sin importarte las  estridentes  y bellas melodías
que invadían y se enseñoreaban del ambiente.
Preguntaste si despertabas en mí noble sentimiento
si veía en ti el símbolo de la felicidad
el complemento perfecto de mi  tétrica y solitaria vida.
Camino a casa a bordo de un viejo y humilde coche
recostaste tu cabecita en mi encamotado pecho,
dejaste que te abrasara y acariciará amorosamente.
De pronto nos miramos fijamente a los ojos sin rendirnos;
entonces nuestros labios se juntaron  solemnemente

y nació un cándido ósculo grávido de pasión y esperanza.

viernes, 2 de agosto de 2013

EL RETORNO

Ella estaba ahí
perfecta e inmaculada
mirándome dulcemente
con sus enternecidos ojitos de miel.
Sí, ¡claro que sí!
era ella
mi grácil princesita,
mi más hermosa musa,
la ninfa de mi adoración.
Creí que se trataba
de un prodigioso sueño
que todo era fantasía
y que pronto despertaría
para volver a recordarla
y a seguir esperándola
hasta el fin.
Pero no, no era así
ella existía y la podía tocar
con mis trémulas manos que,
ya se han cansado
de escurrir mis lánguidas
lágrimas de esperanza y fe.
Ella sonrió apacible
tan angelicalmente
como sólo ella sabe hacerlo.
Pronunció mi nombre
con su aurea y melodiosa voz
 de doncella celeste
tan risueña y eterna,
como ella misma.
Me acerqué lentamente
tomé sus  níveas y suaves manitas de algodón,
la abracé calurosamente
y me embriagué con su aroma
de mujer revestida de primavera.
Quise decirle que la había extrañado un universo
que nunca había perdido la esperanza…
Pero ella, como si leyera mis pensamientos,
dijo que lo sentía, que no volvería a marcharse.
Y sus ojos se inundaron de lágrimas

igual que los míos.

viernes, 7 de junio de 2013

NOSTALGIA

NOSTALGIA




Los años han pasado raudamente, cual tétricas estaciones de mi vida, y quizá tú a la distancia recuerdes como yo nuestra singular historia de amor.

Recordarás, tal vez, con ligera nostalgia las largas horas que nos quedábamos mirando las rutilantes estrellas regadas prodigiosamente en el infinito firmamento de nuestro lar.

Y reirás seguramente al evocar que parecíamos unos tontos contemplando la rutinaria travesía de la nívea luna, que cual globo llevaba en su interior peculiares pasajeros a un lejano y misterioso lugar.

Añorarás, entonces, las bellas tardes que tomados de las manos caminábamos bajo la lluvia dejando que las lágrimas del cielo bañen nuestra encaramelada anatomía.

Quizá te conmueva el corazón al revivir esos domingos llenos de paisajes campestres revestidos de humildad donde llegábamos a los más pequeños con una y mil ocurrencias con el sublime objeto de robarles una sonrisa.

Tal vez al observar nuestras fotos surja con más fuerza en tu tierno corazón la magra melancolía, ya añeja; entonces no podrás resistir más y tus pardos luceros se inundarán de súbito desbordándose por tus trémulas mejillas deslizándose lentamente hasta morir en tus labios de fresa.

Saborearás, por fin, el desengaño, la acre sazón de tus inefables traiciones, entonces querrás venir a buscarme y yo todo bañado de llanto te diré “yo también te amo, pero… ya es tarde”



viernes, 29 de marzo de 2013

YO QUERÍA


Yo quería caminar contigo bajo la lluvia, dejarnos mojar por las lágrimas del cielo.
¡Qué importa si las gentes nos tildasen de locos, o que la gran ciudad se quedara en silencio como si no existiera nadie y nadie pudiera vernos ¡
Quería, princesa mía… escalar juntos la montaña más alta del mundo
y cuando hayamos conquistado la gran cima hubiéramos levantado nuestra humilde  bandera de victoria, entonces, abriendo los brazos  y mirando el cerúleo firmamento , exclamaría con todas mis fuerzas que te amo todo un universo y todavía más.
Seguidamente me arrodillaría, juntaría mis palmas y en fervorosa plegaria agradecería  al señor por haberte enviado y permitirme entregarte mi encamotado corazón.
Quería, reina mía…llevarte en mi viejo bote de madera hubiéramos surcado inconmensurables océanos, esos que apenas conocíamos por las enciclopedias.
Habría sido fantástico bañarnos, apaciblemente, en los mares de los exóticos países y, cuando el astro rey  agonizara en el horizonte escarlata, nosotros estaríamos  en la playa, todo embadurnado de arena jugando como meros niños, sin importarnos el tiempo.
Mas, al caer la noche hubiéramos prendido una fogata y ahí, bajo la luz y el calor de la aurea lumbre te abrazaría parsimoniosamente, te miraría fijamente y te diría que todo va a estar bien, que estoy contigo y quizá nuestros labios se junten, naciendo así el cándido ósculo grávido de pasión, de entrega, de lealtad, de amor.

Quería, ninfa mía… inmortalizar  tu inmaculado nombre en mis sencillos versos,
hubiera sido un enorme placer ofrecerte mi lira  y entonar para ti tiernas baladas que, cual brisa marina apenas acaricien tus rosadas mejillas, jueguen con tus
plateados cabellos y roben una dulce sonrisa de tus labios carmesí.

Quería también, amor mío…entregarte mis horas, mis sutiles ocurrencias…

Quería realizar con vos tantos proyecto y aventuras, pero sé que ahora que no estás es irreparablemente imposible.

¡Perdóname, mujer, por no preguntarte lo que tú querías!

jueves, 14 de marzo de 2013

DOLOROSA CONFUCIÓN


Me trajeron ayer por la noche;
dos guardias con rostros fieros
me custodiaron recelosamente,
propinabanme, de vez en cuando, fuertes golpes
que me descalabraban  y hacían perder el sentido.
No podía hacer nada, tenia las manos esposadas.
ni siquiera  gritarles que “soy inocente”
que ellos, en verdad, se habían equivocado.
Abrieron una gélida y hedionda celda
 y me tiraron allí como cualquier cosa,
cual una pútrida fruta luego de examinarlo.
Y aquí estoy
con mis prendas aun húmedas
 con mis huesos remojados
y mis carnes blanqueadas, horriblemente hinchadas
como un cadáver triste y abandonado.
Y sigo aquí, en este tenebroso cuadrilátero
tiritando morbosamente, congelándome, muriendome…
Acurrucado en un rincón
intento darme calor escurriendo mi sencilla camisa.
Ya son las doce del medio día
y aún no me dicen por qué estoy aquí,
tampoco donde fueron a parar mis documentos,
mi dinero, mi correa, mi celular y mis preciadas zapatillas.
Ni siquiera se han acercado por aquí
y ya el hambre comienza a devorar mis entrañas.
Si tan solo hubiesen comprendido
que yo pasaba tranquilamente por esa calle
cuando de una tienda salió raudo un tipo encapuchado
con el dinero robado, el surtido de joyería y el arma en alto
chocándose conmigo estruendosamente
hasta hacerme caer a la vereda junto a él.
Si la señora, propietaria de la joyería
hubiera entendido que el desconocido se levanto de súbito
y emprendió loca carrera dejando regado sobre mí casi la mitad de su delito.
Si al menos ella no me hubiese imputado de campana
Hoy no estaría intentando dormir con el estomago vacio.

lunes, 28 de enero de 2013

NO TE DEJES, HERMANO

 No te dejes, hermano, no dejes que este mundo lleno de sombras te consuma y te haga parte de él.
Sé fuerte, fuerte e inquebrantable como el huarango que se mantiene de pie en medio del infernal desierto.
Que no te intimiden las frías y hacinadas celdas llenos  de ignotas criaturas
que ,al igual que tú, viven recordando sus historias y contemplando, eternamente,
el viejo reloj pegada en la despintada pared.
Que los años no te destruyan ni erosionen tu noble corazón; que, después de todo
sigas siendo tú mismo; el mismo hombre con alma de niño y la sonrisa de cristal.
Que en las noches de insomnio no te lastimen los índices acusadores; ni las cruentas injurias laceren tu níveo espíritu.
Que tus tiernos luceros jamás se inunden, que no bañen tu rostro con gruesa lagrimas amarga.
solo te pido que tengas fe, que conserves la esperanza de que un día  la aurora  vendrá por fin a visitarte.